Para
Performance: In Memoriam.
10 años al servicio de la vida viva
“Yo acuso” esta situación por la que atravesamos los
ciudadanos amantes de la república del Quijote: la posibilidad de que te
asesinen, tras ser torturado, por expresar en público tu punto de vista sobre
la realidad que vivimos. Sin embargo, por más que se nos amenace, y la historia
puede dar cuenta de ello, no obstante sigue siendo cierto y justo que cada
persona es un punto de vista completamente nuevo en el mundo. Sólo se puede
combatir el gris de las tropas armadas de la Nada a través del ejercicio
infinito de la verdad y re-creación de los individuos.
Cervantes fundó la novela moderna porque inventó la
democracia en la literatura antes de que políticamente fuera posible. Su
ingenio consistió en darle voz propia a la pluralidad de voces que es el mundo.
Heterología y heterofonía, muchos logos y múltiples, casi infinitas formas de
decir las cosas, esa es la “invención”, escribe el crítico teórico ruso Mijail
Bajtin, la buena nueva de un género literario, la novela moderna en la que
todos los hombres y mujeres, todo el mundo, cuentan en la narración que se va
formando, entretejida, gracias a todos los puntos de vista o perspectivas. Por
lo tanto, si suprimimos alguna de estas ramificaciones de la vida estamos, como
los nazis, suprimiendo, destruyendo una parte fundamental de la vida. La vida
es, como se dice en hebreo, los vivos; en este sentido es en el que la
pluralidad de la vida se convierte propiamente en lo más sagrado. En otro orden
de cosas, pero también dentro del ámbito de la vida como literatura, las
lenguas dejan de estar aherrojadas por el monologismo para aprender
modernamente que una lengua solamente puede ser estudiada, investigada al
trasluz de otras lenguas.
De forma que la libertad de expresión es como la vida
misma. Su fundamento late en el propio Universo que, de forma ilimitada, se
expande a través de una irreductible variedad de pupilas no fijas sino en
constante movimiento. Pero, ¡ay!, suprimida la libertad de expresión,
amordazado el reino de Cervantes (Carlos Fuentes) la luz de la vida y la
democracia se apagan. Y deviene la oscuridad calculada del terror estatal o
privado-estatal, cuyo único fin es imponer descaradamente una visión, una
vivencia de la realidad del mundo cotidiano muy parecida a aquellas fotografías
trucadas del régimen bolchevique. Falsificaciones mediante las que se
racionalizaba históricamente el fin de la democracia y el final de la
literatura y de la filosofía.
Una insoportable levedad del ser amenaza, cual tsunami
encrestado de ilimitada voluntad de poder, con destruir no ya el ágora, sino
todo el fundamento moral de la Atenas Veracruzana.
Quien tenga oídos, oirá.
Quesada Martín. Reconocido
filósofo español. Es investigador del Instituto de Filosofía de la Universidad
Veracruzana. Su más reciente libro: Cultura
y barbarie. Racismo y antisemitismo, publicado este año por la editorial
madrileña Biblioteca Nueva.